En el contexto de las lenguas indígenas de México, se hace referencia a los sistemas lingüísticos y sus variantes que han sido transmitidos de generación en generación en las comunidades de hablantes asentadas en el territorio mexicano. A pesar de que la mayoría de la población mexicana habla el español y sus variedades locales, se han identificado sesenta y nueve lenguas y agrupaciones lingüísticas indígenas en México, cada una de las cuales cuenta con sus propios dialectos o variantes geográficas. Debido a esta diversidad lingüística, México se considera uno de los países con mayor riqueza en cuanto a lenguas se refiere. Según lo estipulado en el artículo 4 de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, publicado el 15 de marzo de 2003, las lenguas indígenas y el español son consideradas "lenguas nacionales" debido a su importancia histórica y su validez en todo el territorio mexicano.
Desde la llegada de los europeos a América, la relación entre el español y las lenguas indígenas ha evolucionado en diferentes etapas. En el caso de México, los misioneros evangelizadores mostraron un interés particular por aprender los idiomas nativos y difundir el cristianismo en la lengua de los pueblos originarios. Esto llevó a la producción de las primeras gramáticas y vocabularios en idiomas como el náhuatl, el maya, el otomí, el mixteco y el purépecha, que fueron transcritos por primera vez en caracteres latinos. Sin embargo, muchas lenguas desaparecieron sin haber sido registradas o estudiadas sistemáticamente, ya que sus hablantes fueron asimilados rápidamente o desaparecieron físicamente. En el siglo XVII, se estima que en México se hablaban más de cien lenguas.
Durante el periodo de colonización, las variedades lingüísticas se mantuvieron, con el español como lengua predominante entre las clases altas. Sin embargo, después de la independencia de México, se planteó la necesidad de castellanizar a todos los pueblos indígenas, ya que la diversidad lingüística se veía como un obstáculo para su integración en la sociedad nacional. Hasta el siglo XX, la única lengua de enseñanza y de gobierno en México fue el español. Los primeros intentos de alfabetización en lenguas indígenas se enfocaron en que los educandos adquirieran la escritura para continuar su educación exclusivamente en español.
Aunque se estima que alrededor de seis millones de personas hablan una lengua indígena en México, según el Censo de Población y Vivienda de 2010 del INEGI, la población hablante de cada una de las lenguas nacionales de México no se conoce con precisión. En 1995, la CDI calculó que la población étnica indígena en México era de 12.7 millones, lo que representaba el 13.1% de la población nacional en ese momento. Además, en 1995 se estimó que había alrededor de siete millones de hablantes de lenguas indigenas en Mexico.
A pesar de los esfuerzos por parte de instituciones gubernamentales y organizaciones indígenas para promover y preservar las lenguas indígenas de México, muchas de estas lenguas están en peligro de desaparecer debido a la presión de la globalización, la urbanización y la marginación social y económica de los hablantes. A pesar de esto, las lenguas indígenas de México siguen siendo un importante patrimonio cultural y lingüístico, y se han desarrollado diversas iniciativas para promover su enseñanza y difusión, tanto en las comunidades indígenas como en la sociedad en general.
En resumen, la diversidad lingüística de México es un reflejo de la riqueza cultural y étnica del país. Las lenguas indígenas de México son un patrimonio invaluable que ha resistido siglos de opresión y marginación, y que actualmente enfrenta desafíos significativos para su supervivencia y preservación. A través del reconocimiento y la valoración de las lenguas indígenas, podemos promover la diversidad cultural y lingüística, y contribuir al fortalecimiento de las comunidades y la sociedad en su conjunto.
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