La generación de bloques se conoce en inglés como mining y puede traducirse al español como extracción por analogía con la minería del oro.
Todos los nodos generadores de la red están compitiendo para ser el
primero en encontrar la solución al problema criptográfico de su
bloque-candidato actual, mediante un sistema de pruebas de trabajo, resolviendo un problema que requiere varios intentos repetitivos, por fuerza brut, no determinista,
de manera que se evita que mineros con gran nivel de procesamiento
dejen fuera a los más pequeños. De esta forma, la frecuencia de
localización de cada bloque sigue una distribución de Poisson
y la probabilidad de que un minero lo encuentre depende del poder
computacional con el que contribuye a la red en relación al poder
computacional de todos los nodos combinados,
lo que permite que el sistema funcione de manera descentralizada. Los
nodos que reciben el nuevo bloque solucionado lo validan antes de
aceptarlo, agregándolo a la cadena. La validación de la solución
proporcionada por el minero es trivial y se realiza inmediatamente.
Los nodos generadores, también llamados mineros, crean los nuevos bloques, añadiendo en cada uno de ellos el hash
del último bloque de la cadena más larga de la que tienen conocimiento,
así como las nuevas transacciones publicadas en la red. Cuando un
minero encuentra un nuevo bloque, lo transmite al resto de los nodos a
los que está conectado. En el caso de que resulte un bloque válido,
estos nodos lo agregan a la cadena y lo vuelven a retransmitir. Este
proceso se repite indefinidamente hasta que el bloque ha alcanzado todos
los nodos de la red. Eventualmente, la cadena de bloques contiene el
historial de posesión de todas las monedas desde la dirección-creadora a
la dirección del actual dueño. Por lo tanto, si un usuario intenta
reutilizar monedas que ya usó, la red rechazará la transacción.
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